¡Jugando con nieve dentro de casa!

Se acerca, se acerca… Y por fin llega el tan esperado fin de semana, pero estamos en invierno y se hace pronto de noche, hace frío, llueve… Y nos encontramos con los niños en casa y con muuuuchas ganas de hacer cosas.
Por eso he pensado compartir con vosotros esta propuesta tan sencilla y divertida que hará disfrutar a mayores y pequeños. ¡Vamos a crear nieve artificial dentro de casa!


Se trata de un experimento elaborado con materiales no tóxicos y comestibles. Hacer nieve artificial es tan sencillo como mezclar bicarbonato sódico con agua. Esta actividad favorece la creatividad y es una fuente de estimulación sensorial muy divertida.

Objetivos de la estimulación sensorial:
Desarrollar en el niño la capacidad de “interpretar” la información recibida a través de los sentidos, con el fin de lograr un buen desarrollo psicomotor: motricidad fina, gruesa y coordinación, además del lenguaje, la socialización y su autonomía.

Materiales necesarios:
3 vasos de bicarbonato sódico
1 vaso de agua
1 cuenco
moldes de plastilina, moldes de galletas u otros recipientes.

 

Desarrollo de la actividad:
Se vierten los tres vasos de bicarbonato en el cuenco y se va añadiendo poco a poco el agua. Mezclar hasta tener la textura adecuada. El bicarbonato debe quedar mojado para no pero no encharcado. Por ello os recomiendo ir añadiendo el agua muy poco a poco. Si se guarda en un recipiente cerrado y conforme se va secando, se le añade agua, se puede alargar la diversión por mucho tiempo. Utilizando moldes de galletas, o de plastilina, la diversión para grandes y pequeños está asegurada.
Si elegimos moldes que tengan un atractivo especial en ese momento para los niños (por ejemplo, dinosaurios o la Navidad etc), la actividad tendrá aún más éxito y dará para conversaciones que fomentarán más el lenguaje.

 

Nuestro tablero sensorial DIY

El bebé, a partir de los 6 meses de edad, empieza  a interactuar más con el entorno y muestra interés por el mundo que le rodea. Para él o ella todo es novedoso, todo le llama la atención y hay una curiosidad innata por descubrir. Además coincide con el despertar del desarrollo motor, empiezan a moverse más y desplazarse.
Los bebes tienen una necesidad imperiosa de conocer el entorno que les rodea. Toda la información que les permite descubrirlo y adaptarse a él, le llega a través de los sentidos. El entorno preparado, por sí mismo les proporciona toda la estimulación que necesitan, sin tener que proponer actividades sensoriales elaboradas.  Los brazos, los besos, las caricias, los abrazos… son la mejor estimulación para nuestros bebés. Así que no escatiméis en esto.
Pero siempre tenemos la opción de ofrecerles actividades para que tengan acceso a diferentes experiencias sensoriales que quizás de otro modo no tendrían.
El juego es la mejor forma de proporcionar estas experiencias de aprendizaje. A través de él podemos estimular sus sentidos, que ayudarán a su desarrollo cognitivo y al desarrollo de las sus capacidades sensoriales. Podemos centrarnos en la estimulación de un solo sentido o bien en la de varios.
Os propongo una actividad sencilla que podéis elaborar en casa con pocos materiales. Se trata de un tablero de estimulación sensorial táctil y visual.
Como su nombre indica es un tablero en el que distribuiremos diferentes materiales para que los bebés puedan tocarlos y exploren con las diferentes texturas y contrastes. Podemos pegarlo en la pared, si ya se pone de pie, o ponerlo en el suelo directamente.

Objetivos de la estimulación sensorial:
Favorecer la construcción del conocimiento, activar el cerebro y los mecanismos cerebrales que procesan la información y producen el aprendizaje. Además puede prevenir dificultades en el desarrollo, y evitar otras añadidas a las discapacidades que presentan los niños con alteraciones del desarrollo evolutivo y emocional.

Materiales necesarios:
Tablero de corcho
Cola
Pompones de colores
Cartón rugoso
Esponja
Pequeñas ramas
Trozos de tela de diferentes texturas
Palos de polo
Estropajo

Desarrollo:
Una vez tenemos los materiales, se trata únicamente de distribuirlos encima del tablero. Yo elegí un tablero de corcho, pero podemos utilizar uno de madera, cartón… Los pegamos con cola y lo dejamos secar unas horas. Y voilá!! Ya tenemos nuestro tablero sensorial DIY. Es muy fácil.

DIY: Construimos nuestra casa favorita

En ituitu sabemos que lo primero que empiezan a descubrir los niños es a sí mismos: sus manos, sus pies, los sonidos que son capaces de producir… Pueden estar horas frente a un espejo. Con el desarrollo del concepto de uno mismo, viene el descubrimiento de su entorno: quiénes están en él y cuáles son sus espacios. En esta etapa, de 0 a 3 años, los niños necesitan experimentar, ver, tocar, necesitan ser parte activa de todo aquello que está ocurriendo a su alrededor y así será como irán sentando las bases de su conocimiento.

Con esta actividad que os proponemos desde ituitu los niños reproducen los espacios de su hogar, a su medida, donde ellos “mandan” y los adultos no interfieren.

Objetivos:
Activar la curiosidad del niño por su hogar.
Fomentar la participación activa del niño en casa.
Fomentar la expresión oral mediante el juego, especialmente el vocabulario sobre la casa.
Desarrollar el sentido de la vista y del tacto.
Ejercitar a la imaginación.

Materiales y desarrollo de la actividad:
Esta actividad es muy sencilla de realizar en casa. Simplemente colocando una sábana con algo de sujección a modo de techo o ‘casita’ será suficiente. A esta ‘casita’ le podremos ir modificando el mobiliario (todo pueden ser materiales que hay en una casa real) y creando las diferentes estancias. Un día podemos jugar a hacer el dormitorio, otro día a hacer el salón, etc. El niño, poco a poco, irá identificando qué elementos o muebles pertenecen a cada habitación de la casa, cómo se llaman y qué se hace en cada estancia.

¿Te animas a ayudarle a montar su casita? 

¡Un pequeño tesoro dentro de un tarro de cristal!

En esta etapa de entre los cero y tres años de edad hay tres grandes protagonistas: el desarrollo sensorial, el motriz y el del lenguaje, y ¿qué manera más bonita que trabajando con elementos de la naturaleza?
En esta actividad vamos a aprovechar distintos materiales de la estación en la que nos encontremos en ese momento (en este caso primavera, pero poniendo ya la vista en verano) y vamos a verlos, olerlos, tocarlos y experimentar con ellos.

OBJETIVOS

Activar la curiosidad del niño por la naturaleza.
Mostrar diferentes elementos naturales y que pueda identificarlos.
Relacionar objetos naturales con estaciones del año.
Descubrir la procedencia de los distintos elementos.
Desarrollar los sentidos del tacto, la vista y el olfato.
Enriquecer el vocabulario.
Fomentar la expresión oral mediante la repetición de palabras.
Fortalecer la coordinación óculo-manual.
Perfeccionar “la pinza” de la mano.
Practicar trasvases de elementos de distintos tamaños, favoreciendo el desarrollo de la direccionalidad y de habilidades de “vida práctica” que fomentan la autonomía.
Aprender a respetar los turnos establecidos durante la actividad.

MATERIALES
Un tarro de cristal grande o si se hace de manera individual tarros de una tamaño más pequeño
Diferentes elementos materiales. Por ejemplo, en este caso: piedras de un tamaño más grande, piedras más pequeñas, arena blanca, conchas, rocas, hojas, flores y tierra.
Recipientes para poner los objetos por separado y cucharas para hacer el transvase de éstos al tarro.

DESARROLLO DE LA ACTIVIDAD

Comenzamos presentando todos los elementos con los que vamos a trabajar. A continuación, vamos introduciendo los diferentes elementos naturales dentro del bote e intentamos hacer una capa gruesa con cada elemento para que se vea bien. Y así iremos completando el tarro poco a poco, capa tras capa…Hasta que quede lleno por completo. Según los materiales que hayamos utilizado el tarro tendrá una imagen u otra ¿Os animáis a probarlo?

¿Quién dice que los bebés no juegan? El Cesto del Tesoro

El Cesto del Tesoro es un juego de estimulación temprana para los bebés. Una actividad ideal desde el momento en que son capaces de sentarse cómodamente hasta que empiecen a gatear.
El juego de El cesto del tesoro consiste en situar en el suelo una cesta llena de diferentes objetos cotidianos, de manera que los niños, sentados en el suelo puedan acceder fácilmente y explorarlos sensorialmente.
Los objetivos que se trabajan con este juego son:

Estimular la percepción auditiva, visual, táctil, olfativa y gustativa.
Desarrollar la capacidad de coordinación mano-ojo-boca.
Favorecer el conocimiento de objetos de su entorno.
Potenciar la curiosidad por descubrir las cualidades de su entorno.
Ofrecer una oportunidad para que aprenda por él mismo.
Aumentar la capacidad de concentración.
Desarrollar la capacidad de exploración.
Estructurar el pensamiento.


Materiales :
La selección de objetos de El cesta del Tesoro se debe hacer en función de las siguientes características:
Deben ser materiales diferentes (de madera, hierro, tela..)
Tienen que despertar al máximo todos los sentidos, por lo cual, se recomienda jugar con las texturas, el peso, el volumen, el color, el sonido, etc. Se trata de que el bebé experimente todas las experiencias sensoriales que sean posibles.
El cesto debe tener unos 35 cm de diámetro y 10 de altura. La base debe ser plana, sin asas y fuerte para que puedan apoyarse en el sin que se vuelque.
Objetos naturales: piñas, piedras grandes, conchas, castañas grandes, plumas grandes, piedra pómez, corchos de tamaños grandes, esponja vegetal, limón etc
Objetos de materiales naturales: ovillo de lana, esterilla de rafia pequeña, cepillo de dientes, brocha de pintor…
Objetos de madera: cajas pequeñas, tambor pequeño, castañuelas, pinzas de la ropa, cubos, servilleteros, cuchara…
Objetos de metal: cucharas, manojo de llaves, embudo pequeño, armónica, llaveros, manojo de cascabeles, colador de té, tapas de botes…
Objetos de cuero, tela, piel: hueso para perros, monedero de cuero, pelota que bote, trozo de tubo de goma, muñeca de trapo pequeña, pelotas de tenis, oso de peluche, bolsa cerrada con abalorios…
Objetos de papel o cartón: libreta pequeña con espiral, papel de aluminio, cajas de cartón pequeñas, rollos de papel de cocina…


El juego:
El adulto se encargará de la elección de los objetos que deberán de ser adecuados para los más pequeños, teniendo en cuenta que va dirigida a bebés que tienen a metérselo todo en la boca. Para la selección de los objetos se debe tener en cuenta que no deben de ser nunca juguetes comerciales ni objetos de plástico, que simplemente nos aportan como estímulo el color, sino objetos de uso diario.

Hay que llenarlo de objetos hasta el borde para que tengan gran cantidad de objetos para escoger los que más le atraigan. El adulto debe sentarse cerca sin hablar ni intervenir, a menos que el niño necesite que se le atienda. El Cesto del Tesoro debe cambiar y evolucionar continuamente con la introducción de objetos nuevos. Por eso, es esencial que el adulto no intervenga en ningún momento y esté observando a una cierta distancia, sin darle los objetos al niño, ni decirle cómo manipularlos. Únicamente estará allí para ofrecerle la seguridad con su mirada y atender sus necesidades cuando sea oportuno.


A través de este proceso de observación podemos identificar las preferencias y las actitudes del niño con cada objeto y decidir cómo iremos renovando los contenidos. Como veis, no es necesario llenar a los pequeños de toneladas de juguetes caros que limitan su creatividad y a los que, muchas veces, no hacen ni caso. El Cesto del Tesoro es una actividad económica y fácil de preparar en casa, en la que estaremos potenciando el desarrollo integral gracias a la estimulación de los sentidos del bebé y la autonomía o “poder de decisión” que les proporciona.

Este invierno los muñecos de nieve son de papel

Aprovechando estos días de frío, aquí os dejamos una actividad muy “invernal” y que contribuye a un desarrollo de las inteligencias múltiples de una manera global.

Es una actividad que requiere de diferentes pasos y se puede realizar en períodos cortos de tiempo a lo largo de una misma jornada.

Objetivos de la actividad:

1. Rasgar: Trabajar la motricidad tanto gruesa como fina, la coordinación oculo-manual y la coordinación de las dos manos, trabajar la pinza (pulgar e índice), conceptos grande y pequeño (de los trozos de papeles), desarrollar el oído al escuchar en silencio qué sonido produce el papel al romperse y también qué sonido produce al moverse.

Además de esto, el rasgado puede ser una buena actividad para soltar energía. A los niños les encanta romper cosas y experimentar cómo de un objeto pueden salir dos o más.

2. Arrugar el papel: Esta parte de la actividad también fomenta la motricidad fina, la coordinación del ojo y la mano, de las dos manos, la fuerza y la presión y también desarrolla la capacidad de observar cómo un mismo elemento cambia de forma dependiendo de qué hagamos con él.

3. Pegar los papeles: En esta última fase de la actividad trabajamos la presión y la precisión espacial. Además, podemos trabajar el equilibrio, si ponemos el barreño con los papeles a una distancia considerable del dibujo e invitamos a los niños a que tengan que ir al barreño a coger papeles o bolitas de papeles y llevarlos hasta el dibujo para pegarlos. Es una actividad muy sencilla pero que fomenta y trabaja la concentración de los más pequeños.

 

4. Lenguaje: Podemos trabajar los conceptos de dentro y fuera, así como los diferentes colores de los papeles que tengamos.

Materiales:

Papel de forro o papel continuo
Rotuladores para hacer el dibujo
Papel de seda de distintos colores
Pegamento
Un cesto para los papeles rasgados

Pasos para realizar la actividad:
1. Hacemos nuestro dibujo en el papel de forro y le ponemos pegamento en toda la superficie que vayamos a rellanar después. Es recomendable que sea de un tamaño mediano a grande. Se puede hacer en A4 pero hay que tener en cuenta que cuanto menor sea la superficie del dibujo, mayor será la complejidad para los niños.

2. Lo colocamos en una ventana con precinto/celo, de modo que la parte con pegamento nos quede de frente.

3. Preparamos el papel seda de colores para que los niños rasguen con sus manos.

4. Una vez rasgados los papeles, podemos hacer de alguno de ellos bolas compactas, otros simplemente arrugados y otros sin arrugar y los iremos colocando en un cesto.

5. Una vez tengamos los papeles preparados, invitaremos a los niños a colocar sobre el dibujo los papeles que han rasgado.

6. Al terminar, conversamos con los niños sobre su trabajo. Lo que ven, lo que les gusta, lo que no.

Esta es una actividad muy completa que puede proporcionar mucha información sobre cada niño. Nos permite observar hacia qué se inclina más, si le produce curiosidad o por el contrario le desagrada el ruido que hace el papel al rasgarse, o la textura del pegamento en el plástico, qué mano utiliza más, la fuerza que ejerce en el arrugado, la precisión espacial en el pegado, si es capaz de esperar o no, etc. Por supuesto, el dibujo puede adaptarse a cualquier estación del año o a cualquier motivo que pueda tener sentido en un momento dado.

Plastilina hecha en casa y ¡comestible!

Se pueden hacer mil cosas con la plastilina, desde números, formas, letras, muñecos…de todo!! Es súper divertida para los peques y los no tan peques. Además no tienes que ir a comprarla ¡la tienes en casa!

Solo necesitas:
3 tazas (o partes) de harina
1 taza (o parte) de agua, caliente a poder ser.
1 taza de sal
1 cucharada de aceite de girasol
y colorante alimenticio para darle color a tu plastilina!
Ahora amasar y amasar hasta que no se pegue a los dedos, puedes añadir un poco más harina según veas tú. Los peques nos pueden ayudar a ´pringarse´ las manos con nosotros.


Después de jugar si nos queda algún trozo vivo, lo hemos de guardar en un contenedor o en film transparente donde no le dé el aire porque sino se secaría y no podríamos volver a moldear con ella. Se quedará gustosita y fresquita durante semanas.

Para realizar figuras sólidas sólo hay que darles formas y dejarla secar, por ejemplo la huella de la manita, un recuerdo que podemos tener para siempre, sin tener que comprar los kits que venden de escayola.
Ánimo! es muy divertido hacerlo juntos y siempre podrás presumir de que es ´hand made´!

¡Mil y un usos para los churros de agua!

Si hay algo que vemos en playas, piscinas y en muchas casas en verano, son los churros de agua cuya función principal es servir de apoyo en el agua para flotar.

No obstante, nosotros sabemos que se pueden hacer muchas más cosas divertidas con ellos. Al fin y al cabo, es un material colorido, barato y fácil de encontrar, ideal para un montón de actividades que podéis hacer con vuestros hijos estas vacaciones. Aquí os dejamos las tres que hemos realizado nosotros recientemente.

  1. ¡Juguemos al béisbol!

Largos ratos de diversión mientras desarrollan la coordinación ojo-mano. Cortamos los churros para ajustar el bate al tamaño de los niños y un globo sirve de pelota. ¡Más fácil imposible!

  1. ¡Todos a bordo!

Este verano no hace falta que los barcos sean de papel. Cortamos los churros en “rebanadas” de unos tres centímetros. Con pajitas, palillos o brochetas, clavamos el mástil y con goma eva o cartulinas, hacemos unas bonitas velas.

Con una cubeta y unas gotitas de colorante alimenticio, tenemos un maravilloso mar azul. ¡Feliz crucero!

  1. Pompas de jabón:

¿Hay algo que más les guste a los niños que las pompas de jabón? A las mismas rebanadas que nos sirvieron para los barcos, les cortamos unos triángulos para que nuestro pompero tenga forma de flor.

Para que el palo no se caiga o se rompa, os recomendamos utilizar brochetas anchas que son como finas cañas de bambú. Insertar bien aplicando presión.

El jabón se puede hacer en casa o utilizar jabón de un bote de pompas. Verter en un cuenco donde quepan bien los pomperos y… ¡ya estamos listos para soplar!

CONSEJOS PARA EL ADULTO

Con el fin de sacarle el máximo partido a las actividades, debemos involucrar a los niños en la fabricación de los objetos, en lugar de ofrecerles el producto final. Cuando se implica al niño en un proceso de elaboración así, debemos recordar que será más lento y que a lo mejor, el resultado no es exactamente lo que teníamos en mente, pero al fin y al cabo eso es lo de menos.

Recordad que, como siempre, cuando llega la hora de recoger, hemos de hacerlo entre todos.

¡Esperamos que lo disfrutéis tanto como lo hicimos nosotros!

Las partes del cuerpo: siluetas de papel

Los niños sienten y se expresan a través de todo su cuerpo. Por ello, es importante ofrecerles experiencias que les ayuden a conocerse físicamente, a descubrir sus posibilidades perceptivas y motrices, a identificar las sensaciones que experimentan, a disfrutar de ellas y a servirse de las posibilidades expresivas del cuerpo para manifestarlas.

OBJETIVOS:

  • Formarse una imagen ajustada y positiva de sí mismo.
  • Enriquecer el lenguaje: reconocer e identificar las diferentes partes externas de su cuerpo.
  • Conocer la identidad propia.

MATERIALES:

  • Papel continuo
  • Rotuladores
  • Ceras, acuarelas u otro tipo de pintura para papel
  • Telas
  • Papel de seda
  • Lanas
  • Gomets
  • Fotos de sus caras, en tamaño A4

DESARROLLO DE LA ACTIVIDAD

  • Con los niños tumbados sobre papel continuo, dibujamos su silueta.
  • Recortamos la cara de la fotografía de los niños y la pegamos sobre su silueta.
  • Cada niño la decora su silueta a su gusto con los diferentes materiales.
  • Para finalizar, cada uno presenta al grupo su silueta.

Dependiendo de la edad de los niños, ellos mismos pueden hacer todos los pasos o pueden contar con la ayuda de un adulto para dibujar las siluetas y/o recortar las fotos.

CONSEJOS PARA EL ADULTO

Esta actividad es perfecta para realizarla al aire libre pero también se puede hacer en casa. Lo importante es estar cómodos y tener todo el material a mano.

Con el fin de respetar el ritmo de cada niño y que la actividad sea una experiencia positiva, no debemos corregir al niño en el momento. La decoración de la silueta es libre y por tanto, debemos dejarles que lo hagan como quieran, y durante la presentación, estar atentos para identificar lo que saben y lo que deberemos reforzar en otro momento.

Para terminar, recogemos entre todos. Y este es el resultado.

¡Esperamos que lo disfrutéis tanto como nosotros!

Arriba las manos

«¡Niño, no toques eso!»

«¡Las manos quietas!»

«¡Eso no se toca!»

La de veces que habremos oído estas frases u otras parecidas cuando éramos pequeños… Tal vez por eso en las escuela nos gustan tanto las actividades basadas en el tacto y la manipulación de objetos y texturas. Y es que los niños exploran y aprenden sobre el mundo que les rodea usando sus sentidos: tacto, gusto, olfato, oído y vista.

En la actividad que os proponemos hoy  nos hemos centrado en el tacto, ofreciendo la posibilidad de disfrutar y manipular diferentes texturas. A través del sentido del tacto obtenemos mucha información: que las cosas pueden ser duras, blandas, pegajosas, húmedas, secas, grandes, pequeñas, lisas, rugosas, calientes, frías, etc… Estas experiencias provocan otras oportunidades valiosas de aprendizaje en niños de 6 meses a 3 años, como los contrastes o las clasificaciones, que empiezan a su vez a preparar la mente matemática.

Es importante proporcionar variedad y dejar a los niños libertad en su exploración. El rol del adulto es preparar y disponer los materiales y no interferir más que para responder a posibles preguntas. Tampoco debemos corregir a los niños si pensamos que no están manipulando los materiales como nosotros esperamos. Todo forma parte del proceso de descubrimiento. Sólo tomaremos parte activa si hay peligro o si no se hace buen uso de los recursos.

OBJETIVOS:

  • Conocer, reconocer los sentidos y el órgano que cumple la función de cada uno de ellos.
  • Expresar y comunicar gustos y preferencias por las diferentes texturas.
  • Disfrutar de la experiencia sensorial.

MATERIALES:

Bandejas o cubetas de tamaños similares con diferentes materiales. Estas son las que utilizamos nosotros en clase:

  • Lanas
  • Conchas
  • Yogurt
  • Arena
  • Agua caliente.
  • Agua con hielos.
  • Papel ondulado
  • Troncos de madera
  • Garbanzos
  • Blandiblub
  • Plumas
  • Pasta cocida
  • Harina
  • Arroz
  • Césped
  • Estropajos
  • Esponja
  • Tela de saco.

DESARROLLO DE LA ACTIVIDAD

Se presentará a cada niño las diferentes texturas y se les indicará que se coloquen delante de una bandeja, cada 1 minuto o 2 se pasarán a la bandeja de al lado, hasta que todos hayan pasado por todas las bandejas.

CONCLUSIÓN:

Para terminar, haremos un circulo para que cada uno pueda decir e identificar cuál es la textura que más les ha gustado y por qué.

Os animamos a que probéis esta actividad en casa con vuestros hijos. Primero porque seguro que os da pie a pasar un rato instructivo y divertido con ellos. Y segundo, porque os proporcionará la oportunidad de ejecutar una pequeña venganza, la de poder repetir hasta cansarse: «¡Niño, esto sí se toca!»