El regreso de las sonrisas mañaneras

El mes de septiembre ha pasado y con él, vamos dejando atrás el temido periodo de adaptación. Seguimos escuchando algún lloro y las despedidas aún cuestan un poco, pero las sonrisas empiezan a ser mayoría entre nuestro niños al principio de la mañana. Poco a poco se van acostumbrando a su clases, a sus profes, a sus compañeros, y en definitiva, a la jornada en ituitu.

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Los niños no son los únicos que sufren con el cambio, también las familias. Por eso os apuntamos algunos consejos para que sigáis haciéndolo igual de bien que hasta ahora:

  • Recordad que vuestra actitud es muy importante. Es necesario no actuar con inseguridad, duda o culpabilidad.
  • Debemos evitar el chantaje afectivo de “no llores que mamá se va triste”, o la mentira: “no llores que mamá viene ahora”.
  • Cuando sea la hora de marchar es mejor no alargar la situación: decir adiós con seguridad y alegría. Es importante que no piense que la marcha de los padres es opcional o que si protesta con fuerza impedirá la partida.
  • No prolongar las despedidas en exceso. Hay que trasmitir al niño que lo que estáis haciendo es lo mejor para él.
  • Dejaremos que el niño lleve, si así lo desea, su juguete favorito, algo que le sea familiar y le mantenga unido con su hogar.
  • No es un buen momento para introducir más cambios en la vida del niño (quitar pañales, cambio de habitación…) Será conveniente esperar a que supere el proceso de adaptación.
  • Evitar al recogerle frases como “ay, pobrecito, que le hemos dejado solito”, “¿qué te han hecho?”
  • Puede que el niño, en el reencuentro con los padres llore o muestre indiferencia, estas son algunas manifestaciones que no deben angustiarnos, a veces el niño también experimenta sentimientos ambivalentes, contradictorios, al mismo tiempo siente la separación con la educadora y el deseo de ir con sus padres.
  • Es posible que surjan pequeñas dificultades. No os alarméis, solo está adaptándose a un ritmo diferente.

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Ese pequeño desequilibrio del inicio del curso debe contemplarse como algo normal. Si tanto en casa como en la escuela trabajamos en equipo creando juntos un clima de confianza y seguridad, muy pronto podremos dar el problema por superado.