Pequeños grandes mundos

Los niños aprenden jugando y los  Mini Mundos o Cajas sensoriales permiten al niño dar forma y poner imagen a escenarios y contextos que tiene en su mente. Es una forma de hacer tangible aquello que pasa por su mente, lo que le interesa, lo que su mente crea. Así, el niño puede crear todo tipo de Mini Mundos; Playas, Selva, Desierto, Egipto…
El proceso de aprendizaje en el niño va de lo concreto a lo abstracto. Por eso, darle la posibilidad de hacer tangible y manipular un escenario es realmente enriquecedor. Cuando al niño ha jugado, manipulado y repetido las suficientes veces su mente abstrae y va llegando a conclusiones. Se van produciendo explosiones de conocimiento. Por eso la repetición espontánea en la niñez tiene una importancia fundamental.
Los Mini-Mundos son una variedad de juego simbólico no estructurado. Es una actividad de fin abierto, puede aunar casi todos los tipos de juego (de construcción, de exploración o científico, social, fantástico, simbólico, con reglas…) y nunca será igual que la vez anterior.

Con ellas se desarrollan muchas habilidades que se desarrollan como:

  • Imaginación
  • Creatividad
  • Vocabulario y habilidades de comunicación: desde los primeros sonidos de animales o coches hasta conversaciones completas que se adecuan a la voz y psicología de cada personaje
  • Motricidad fina: bien proponiendo nosotros actividades como trasvases o bien dejando que surjan libremente.
  • Inteligencia sensorial: trabajando con variedad de estímulos y materiales y aprendiendo a manipularlos.
  • Persistencia: por conseguir recrear en el juego lo que tiene en su mente
  • Inteligencia emocional: al gestionar las vidas e historias de los habitantes y al re-vivir sus propias experiencias a través de ellos.
  • Inteligencia social: cuando hay varios niños construyéndolos y tienen que discutir, argumentar o llegar a acuerdos sobre cómo van a jugar.
  • Independencia en el juego: aprenden a inventarse sus propios universos de principio a fin, a crear sus propios recursos y a encontrar todo lo que necesiten para llevarlos a cabo.
  • Solución de problemas: resolver los conflictos que van surgiendo del juego también les hace aprender
  • Experimentación científica: al intentar construir algo que se imaginan pero las leyes de la física no se lo permiten. Al estar expuestos a la causa-efecto.
En nuestro caso, hemos recreado Cajas sensoriales ambientadas en el Otoño, para ello necesitamos:
– un contenedor: valen cajas de cualquier tipo aunque las que dan mejor resultado suelen ser las cubetas de plástico.
-Cereales: corn flakes, fibra y avena
-Frutas: naranjas y manzanas
-Utensilios: jarras pequeñas de metal, cucharones de madera y platos de madera
– Otros: lentejas, palitos de canela, hojas secas, frutos secos y cualquier otra cosa que le pueda gustar como un playmobil o un coche.
Dependiendo de la edad de los niños, el mini mundo lo puede hacer el adulto y poner a disposición del niño o bien puede ser una creación conjunta, fomentando la conversación sobre el otoño.
Hay muchas cosas que se pueden hacer con los mini mundos. Nosotros os recomendamos que lo tengáis durante un par de semanas, por lo menos. Si El Niño se cansa y no le hace caso, retiradlo y volverlo a sacar con nuevos materiales, unos días después.
También es precioso hacer una caja de cada estación y verlas todas juntas a lo largo de un año.
Los mini mundos son toda una fuente de inspiración. Dejaos llevar… ¡y a disfrutar!