Balance del curso

Con el final del mes de junio cerramos este curso y toca hacer balance. La primera sensación es siempre la misma… “¿ya?, ¿ya hemos terminado?” Este año ha estado marcado por la incorporación de Amalia al frente de dirección, Zahara en cocina y la apertura del tercer aula de 2 años.

Las tres cosas las hemos afrontado con mucha ilusión y han traído un montón de cosas positivas, aunque también han supuesto un esfuerzo adicional de organización por parte de todos, que debo agradecer.


Pedagógicamente, nuestro objetivo principal era continuar fortaleciendo la atención al desarrollo individual de nuestros alumnos. Para conseguirlo, acordamos que era necesario incrementar el tiempo dedicado a la observación de cada uno. Por eso decidimos dedicar un día a la semana al juego libre, sin actividad dirigida. Con toda la información recogida semanalmente por las profesoras, hemos podido ir adaptando el entorno de las aulas, los materiales y la programación de los grupos. La valoración del equipo es muy positiva porque así hemos podido ir respondiendo a las necesidades de cada uno “en tiempo real”.En cuanto a contenidos, queríamos introducir el arte e incrementar la dedicación a la educación emocional, especialmente con los niños de 2 años.

Para dar el pistoletazo de salida, los grupos exploraron pintores del siglo XX, culminando en una preciosa fiesta de Carnaval.

Mantuvimos el arte para enlazar la escultura con las Fallas y lo hemos mantenido presente desde entonces en nuestros centros de interés, como la primavera.

Respecto a las emociones, las hemos trabajado como en todos los cursos, pero también hemos añadido un rincón de paz para ayudar a los niños a resolver conflictos. Ambos temas continuarán siendo prioridad el año que viene.
Por último, siempre le hemos dado mucha importancia al trabajo con las familias y tradicionalmente hemos ofrecido una charla mensual a manos de expertos. Este curso quisimos redefinir nuestra propuesta, ofreciendo la posibilidad de trabajar en grupo con Alicia Juan, nuestra psicopedagoga, en sesiones mensuales. Empezamos el piloto en marzo y la valoración de las familias que han participado ha sido muy positiva. El plan es volver a empezar en septiembre.
Afrontamos el curso que viene con la ilusión de afianzar el buen trabajo que hemos comenzado. Continuaremos refinando el proceso de observación, la inclusión de la pintura y la música como hilos conductores a lo largo del año y el refuerzo de la educación emocional. Esto incluye el trabajo con las familias a través de herramientas como la disciplina positiva y nuestra escuela anual.
¡También podéis esperar alguna sorpresa estética que hará de ituitu un lugar aún más bonito, pero lo dejo ahí para que volváis a vernos con más ganas!
¡Feliz verano!

«La Escuela de Familias de ituitu me ha enseñado a recordar que los niños son niños y que hay que ayudarles a gestionar sus emociones»

La Escuela de Familias de ituitu termina su primer curso y para celebrarlo inauguramos una nueva sección en el el blog: #familiasituitu. En ella entrevistaremos a padres y madres que están participando en la Escuela de Familias para que nos cuenten su experiencia. La primera en hacerlo es Alejandra Bau, a la que agradecemos desde aquí su tiempo y su generosidad. 

Me llamo Alejandra Bau, tengo 35 años y soy mamá de dos niñas. Sofía tiene 3 años y medio y Jimena casi 7 meses.

Soy Arquitecto Técnico y trabajo como autónoma para un gabinete pericial, propiedad de mi familia, así que, encantada, comparto despacho con mi hermana pequeña y mi padre.

Me apasiona la música, el yoga, viajar y cuidar a mis amigos, pero por encima de todo, me encanta compartir el tiempo con mi familia, con mi marido y mis pequeñas, cualquier plan es bueno si estamos los 4 juntos.

Soy una persona alegre y positiva, generosa y muy leal, con unos principios muy sólidos sobre la igualdad y la empatía, que todos los días trato de transmitir e inculcar en mis hijas. Da miedo en lo que se está convirtiendo el mundo. Creo que es muy necesario mucho más amor y comprensión, y entre todos tenemos que conseguir como sea mejorar las cosas. Creo que los niños son clave en esta dura tarea.

¿Cuáles crees que son los principales retos a los que te enfrentas como madre en tu vida cotidiana? ¿Qué cosas de la paternidad te resultan sencillas y cuáles complicadas?

Todos los días son un reto como madre para mi pero aprendo tanto! Ellas me enseñan mucho más a mí que yo a ellas.
Me resulta complicado conciliar todas “mis facetas” (madre, mujer, esposa, amiga), y añoro la improvisación, pero me compensa increíblemente. La verdad que mis peques son buenísimas y nos dan muchas facilidades, además del gran apoyo familiar del que disponemos.

¿Qué elementos te han influido más a la hora de definir tu estilo de maternidad? ¿Cómo lo describirías?

Claramente, mis padres son mi inspiración. Los valores que compartimos en mi familia me han definido siempre en todos los aspectos, y ahora también como madre.
También me ha influido mucho el colegio en el que estudié, Escuela 2, donde aprendí grandes premisas de vida que tengo en cuenta todos los días (por suerte, Sofía empieza en este mismo cole en Septiembre)
No sé muy bien cómo describiría mi estilo de maternidad, quizá un poco permisiva, pero basada en el amor por encima de todo. Comparto muchas ideas de la disciplina siempre en positivo, no soy partidaria de los premios ni de los castigos. Mi máxima es que mis hijas estén sanas y sean FELICES, eso es lo más importante para mí, que confíen en sí mismas y sean valientes.

¿Qué te motivó a apuntarte a la Escuela de Familias? ¿Tenías un objetivo concreto? ¿Crees que lo has conseguido?
Me interesa mucho la educación, leo muchas publicaciones sobre el tema, pedagogía blanca, positiva, Montessori, etc, así que pensé que sería muy interesante recibir directamente la información. De hecho, tengo una conocida psicopedagoga y alguna vez que he tenido alguna dificultad concreta, me he tomado un café con ella para comentárselo y conocer su opinión.
Con Sofía, que tiene 3 años, muchas veces me enfrento a situaciones complicadas (rabietas, mal comer, frustración, etc), y me interesaba adquirir herramientas para gestionarlas.
No es que haya acabado la escuela y ahora sea una madre perfecta pero he sacado muy buenas ideas que pongo en práctica y nos funcionan.

¿Qué sesiones destacarías? ¿Cuál fue la que más te gustó? ¿Cuál la que menos?
Todas me han parecido interesantes, me gustó especialmente una actividad sobre la cantidad de necesidades que tienen nuestros hijos y que es nuestra misión atender y suplir.

¿Te ha ayudado a mejorar tu relación con tus hijos? En caso afirmativo, ¿puedes contarnos algún caso concreto en que hayas notado esa mejoría?

Yo creo que sí, me ha ayudado especialmente procesar que la educación ha de llevarse a cabo mediante amor y firmeza a partes iguales, así como a “recordar” que los niños son niños y hay que enseñarles a gestionar sus emociones. Tener presente sus carencias me ayuda a estar más relajada en esas situaciones difíciles de las que hablaba, a tener más paciencia (aunque a veces, desde luego se me agota).
Y dos simples detalles que me han ayudado mucho: instrucciones cortas y concisas, y dichas cerca del niño.

Si tuvieras que resumir las cosas que has aprendido en la Escuela de Familias en un par de frases, ¿cuáles serían?

Educar con amor y firmeza.

Después de la experiencia de este año, ¿recomendarías la Escuela de Familias a otras personas?

Por supuesto, es muy interesante. Además, compartir experiencias con otros papás y mamás siempre enriquece.

 

 

Mousse de chocolate sin azucar

Para terminar el curso, os traemos una deliciosa receta de chocolate. Seguramente, uno de los ingredientes más adorados del mundo. Una mousse ligera fresquita es perfecta para las tardes de verano y además no lleva nada de azúcar ¡para chuparse los dedos!

Ingredientes para 4 raciones:
100 gr de chocolate negro
4 huevos
1 pizca de sal

Opcional:
Para adultos, se le puede añadir una cucharada de licor
2 cucharadas de chocolate negro rallado para decorar

Derrite el chocolate al baño maría. Cuando esté listo, retira del calor y deja enfriar un poco.
Separa los huevos. Bate las yemas hasta que estén claras y caigan como un chorro continuo de la cuchara. Añade el chocolate y mezcla suavemente. Si vas a poner licor, ahora es el momento.
Bate las claras con una pizca de sal hasta que lleguen al punto de nieve. Estarán listas cuando le des la vuelta al recipiente y no se caigan.
Añade las claras al chocolate con cuidado, intentando perder el menos aire posible, pero al mismo tiempo, sin dejar restos de las claras sin mezclar.
Transfiere a una fuente para servir o a recipientes individuales. Enfría en la nevera al menos dos horas. Para servir, añade el chocolate rallado por encima ¡A disfrutarlo todo el verano!