«Menos fichas y más experiencias y disciplina positiva»

Cristina

En ituitu estamos muy orgullosos de nuestro equipo y por eso este año nos propusimos que los conocierais mejor. Con ese motivo inauguramos hace unos mese una serie de entrevistas por las que han pasado algunos de los miembros de este fantástico equipo. Para cerrar esta sección por este curso, hemos querido charlar con Cristina Amador, la impulsora y alma de ituitu Educación Infantil.

¡Hola Cristina! Haznos una descripción de ti misma y de cómo nace tu interés por la educación infantil.

Nací en Madrid hace casi 46 años y mis padres se trasladaron a Valencia tan sólo unos meses más tarde. Yo me siento un poco de todas partes… A los 17 años me fui a estudiar a Madrid y terminé la carrera en Londres, donde luego empecé a trabajar. Tras casi 10 años allí, viví un tiempo en Nueva York y estuve cuatro años en Sidney, antes de regresar a Valencia en 2007. Veinte años dan para mucho y creo que mi visión amplia del mundo es una de las características que posiblemente más me definen.

Soy introvertida y reservada, de pocos pero muy buenos amigos. Me muevo por principios y me quita el sueño la injusticia de cualquier tipo, especialmente la desigualdad de género. Pienso que el diálogo es importantísimo. Me tomo la vida bastante en serio, por lo que me vuelve loca la gente dicharachera, alegre y que me ayuda a soltarme la melena. Curiosa e inquieta. Intento no quedarme estancada con mis propias ideas. Últimamente es fácil encontrarme estudiando algo. Ahora mismo, el título de Guía Montessori para darle rigor a las novedades que estamos introduciendo. También me gustaría diplomarme en Disciplina Positiva.

Me pirra el chocolate negro, mi familia y las largas sobremesas con amigos. Me puede el desorden, comer la fruta sin plato de postre y el no por respuesta, sin haber considerado todas las posibilidades.

Lo que menos me gusta de mí es mi nivel de exigencia conmigo misma y por ende, el serlo también con los demás. Con la edad, he ido aprendiendo que lo perfecto es enemigo de lo bueno y que más importa disfrutar del viaje que del destino, aunque reconozco que a veces se me olvida.

Soy madre de dos chicos, uno de 5 y otro de 3 años, y junto con Jaime… ¡los tres hombres de la casa me mantienen en forma y a raya!

No recuerdo en qué momento empecé a interesarme por la educación infantil. Llevo 24 años trabajando en PwC, donde soy Directora de Formación de ejecutivos, labor que compagino con la escuela. Por tanto, el tema de la educación siempre ha formado parte de mi vida profesional. También hace muchos años que vengo colaborando con organizaciones como Save the Children o Cruz Roja en sus programas dedicados al bienestar de los más pequeños.

Sí que soy consciente de cuándo y dónde comenzó a fraguarse el proyecto de ituitu. Cuando vivía en Sidney, en mi trayecto a la oficina, subían muchos niños al autobús de línea. Todos los días los observaba, también a los hijos de mis amigos, y pensaba lo maravilloso que debía ser crecer en un entorno así. Fue entonces cuando tuve claro que quería poner mi granito de arena por y para la infancia y empecé a estudiar, a investigar y a visitar muchos sitios. El proyecto se quedó parado con mi vuelta a casa pero lo que fui viendo aquí me convenció de que hacía falta algo diferente. Menos fichas, más experiencias y disciplina positiva. Un día leí una frase que decía “Writers write. If you want to be a writer, write”. Ese fue el pistoletazo de salida. Un año después, con el apoyo de un montón de profesionales, abríamos las puertas de ituitu.

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Este curso la escuela ha cumplido cinco años. ¿Qué destacarías de este tiempo?

Han sido unos años muy, muy intensos, con muchas satisfacciones y también con momentos difíciles.

De ellos destacaría tres cosas: la entrega total por parte de todos los que hemos formado parte de este proyecto, la trayectoria del centro y la relación con las familias. Abrimos con un solo niño y para el curso que viene estamos casi completos. Teniendo en cuenta la situación económica y social que hemos vivido, es para estar muy contentos. La reputación del centro es muy positiva e ituitu ya es una referencia en Valencia. También hemos logrado establecer relaciones muy próximas con muchas familias y hay días que nos los alegran observaciones maravillosas de los abuelos. Pero aunque pueda parecer un tópico, de lo que más orgullosos estamos es de ver a familias enteras crecer en ituitu. Dos, tres y cuatro hermanos y sus primos formando parte de ituitu. Un voto de confianza espectacular para el que no hay suficientes palabras de agradecimiento.

 

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¿Cómo crees que ha cambiado en la escuela?

Pienso que la escuela no ha cambiado en estos años. Ha evolucionado. Nos hemos mantenido fieles a los cinco pilares que definen nuestro proyecto educativo (la educación experiencial, el uso del espacio exterior y las aulas para trabajar, el contacto con la naturaleza, el bilingüismo, y la alimentación sana) y a nuestra forma de relacionarnos con las familias para que se sientan en su casa. Mientras se crece, no acomodarse requiere un gran esfuerzo. Todo esto forma parte ya del ADN del equipo, lo que nos permite continuar evolucionando. El siguiente paso es la integración de algunos principios Montessori para dar un mayor protagonismo a cada niño en su proceso evolutivo. ¡Es apasionante!

¿ Qué has aprendido en esta etapa?

El aprendizaje más importante ha sido aceptar que es imposible satisfacer por igual a setenta familias, aunque ésa sea nuestra intención. Todos hemos aprendido la importancia de valorar a cada una de ellas como única, a escuchar, a comunicar continuamente y a tener capacidad de respuesta para mejorar donde haya que hacerlo.

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Durante estos años, la escuela ha colaborado con partners como Microsoft, la Universidad Politécnica o Unicef. ¿De qué colaboración estás más orgullosa? 

Estoy orgullosa de todas las colaboraciones, pero si tengo que quedarme con una, lo haría con la del Politécnico porque hemos trabajado más codo con codo y hemos establecido una relación fantástica. Javier Jaén, el catedrático, es un hombre que también quiere mejorar su entorno a través de su trabajo y derrocha creatividad. Para él nada es imposible. Yo aprendo mucho cada vez que nos reunimos y cada conversación con él es un chute de pasión por lo que uno hace. Eso es contagioso y una suerte poder vivirlo. Espero hacer más cosas con ellos el curso que viene.

Pero no podemos obviar la labor de Unicef. Se acaba de publicar el informe de pobreza infantil y niños en riesgo de exclusión social. Casi un 22% de los niños españoles se encuentran en esta situación. ¡Eso es uno de cada cuatro! Creo que podríamos hacer más y espero que, con la involucración de las familias de la escuela, podamos seguir contribuyendo el año próximo.

 ¿Qué diferencia ituitu de otras escuelas de educación infantil?

La educación infantil ha mejorado mucho en los últimos años. Ya es raro ver alguna que se autodenomine “guardería” y creo que eso es significativo. No obstante, en mi opinión, hay que desprenderse de los libros de fichas y ofrecer experiencias sensorialmente ricas a los niños.

Más que hablar de lo que nos diferencia, que podría no ser justo, prefiero hablar de lo que nos define. Creo que la combinación de nuestro método, nuestro equipo y nuestras instalaciones hace de la nuestra una propuesta de mucha calidad. También las familias nos han agradecido a menudo el espíritu de mejora continua y nuestra capacidad de respuesta.

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¿Qué destacarías del equipo de ituitu?

¡Un millón de cosas!

Las profesoras son grandes profesionales que aún teniendo mucha experiencia comparten la necesidad de progresar y evolucionar. Están totalmente comprometidas con el proyecto, mejor aún, con cada niño. Se complementan perfectamente. Unas son muy creativas y otras más “lógicas”; unas más gamberras y otras menos; y el trabajo en equipo las fortalece. Cada una vive su profesión por vocación y se deja la piel a diario. Me encanta que se hayan hecho muy amigas y se apoyen dentro y fuera del centro.

También Maribel, nuestra cocinera hechicera, es una parte clave. Gracias a ella siempre estamos introduciendo mejoras en el menú y todo, todo, todo, lo hace personalmente sin ayuda de briks o precocinados. ¡No me extraña que niños y mayores la adoren!

Irene tiene un papel complejo, porque tiene muchas facetas, trabaja muchísimo y nunca le falta la sonrisa. ¡Eso lo agradezco todos los días!

Jaime es la referencia masculina y cuando es necesario, puede ser el más objetivo de todos.

La verdad, es que tenemos la suerte de complementarnos y pasárnoslo muy bien.

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¿Cuál es tu fiesta favorita de las que se organizan a lo largo del año?

La de Halloween. Es una fiesta “importada” pero cualquier excusa es buena en ituitu para montar un sarao. Es mi favorita porque es la primera del año, el primer momento del curso donde todas las familias se juntan y pueden disfrutar del “cole de sus hijos”. Es muy vistosa y disfruto con la sorpresa de los padres, especialmente de los nuevos.

En los últimos meses se han producido algunos cambios en el primer ciclo de educación infantil, por ejemplo el programa piloto de escolarización a partir de los 2 años o el cambio en el sistema de becas. ¿Qué opinión te merecen?

Creo que el cambio de una subvención universal a un modelo determinado por niveles de renta es más justo. El umbral establecido es lo suficientemente alto como para que una gran mayoría pueda acceder a las ayudas.

También estoy de acuerdo con el fomento de la escolarización de niños de dos años, a través de ayudas superiores a las actuales. No es el caso de los bebés. Creo que la reducción del apoyo en el tramo de 0 a 1 año no favorece la reinserción laboral de la mujer. Tendría sentido si las bajas por maternidad fueran más largas pero con las condiciones actuales, creo que la penalización es demasiado alta. De hecho, nosotros hemos asumido parte de la rebaja de las ayudas, ajustando nuestra tarifas.

Lo que nos tiene en ascuas es el proceso. Estamos casi en julio y la convocatoria aún no ha salido. Tiene toda la pinta de que comenzará el curso y las familias no sabrán con cuánta ayuda económica pueden contar. Y de los pagos de Conselleria a las escuelas, ya ni hablamos.

Tengo que reconocer que el tema de las aulas piloto de dos años en colegios públicos me enciende. No por el daño que pueda hacer a nuestro sector, sino desde un punto de vista educativo. ¡Ningún país del mundo – ninguno- comienza la escolarización de los niños a los tres años y mucho menos a los dos! Hay informes de Save the Children que indican que los colegios no son el entorno adecuado para niños tan pequeños. Necesitan estar en lugares más familiares y acogedores, sin cruzarse con “mayores”, sufrir los ruidos (sirenas y altavoces en muchos casos) o presenciar peleas. Además, hoy por hoy, pasan a formar parte de los procesos estándares de los colegios – desde la falta de comunicación personalizada, hasta el adelanto de objetivos como la escritura o la lectura-. Si la escolarización no es obligatoria hasta los seis años, ¿por qué tanta prisa por que escriban a los cuatro? Los resultados académicos nacionales tampoco nos acompañan.

Mi postura no es contra la educación púbica. Si hablásemos de escuelas infantiles públicas o plazas gratuitas, sería otra cosa. Es el mero hecho de encontrarse en colegios lo que creo que es un grave error.

Me preocupa mucho el siguiente paso – que los colegios concertados exijan la misma posibilidad que los públicos y se acabe jugando con la voluntad de los padres, que hacemos cualquier cosa por asegurarnos esa plaza escolar hasta bachiller. La eliminación del punto de libre discreción es prueba de ello. Ahora las familias pueden decidir de verdad dónde quieren llevar a sus hijos a los dos años, sin verse forzados a “comprar” ese punto adicional.

Sinceramente, espero que este proceso piloto no se cargue lo que acaba de mejorar.

Imagino que estáis trabajando ya en la planificación del año que viene. ¿Habrá novedades? ¿Cuáles serán?

¡Siempre hay novedades! En especial, destacaría dos: seguiremos afianzando la transformación de las aulas que hemos comenzado recientemente y lo extenderemos al patio. Además, nos gustaría fomenter más el espíritu de comunidad entre las familias, lo que haremos a través de varios comités. Esperamos que aporten valor y muchos padres y madres quieran involucrarse. Pero para poder darlo todo de nuevo el curso que viene, hacen falta unas buenas vacaciones, así que… ¡feliz verano a todos!