Un año más llega a su fin nuestra Summer School, concebida para que los niños de 3 a 6 años disfruten de sus vacaciones con experiencias distintas al curso normal, lúdicas, divertidas y respetuosas con sus ritmos y necesidades, sin dejar de descubrir y aprender, reforzando a su vez su dominio del inglés y sin renunciar al chapuzón diario que tantísimo les gusta.
Esta vez ha sido la escuela más sensorial si cabe, ya que nos hemos deleitado durante una semana entera con cada uno de los cinco sentidos. ¡Hay tanto que explorar con cada uno!
La vista nos permite reconocer el entorno…o eso creemos…porque las ilusiones ópticas nos pueden confundir, como pudimos comprobar durante la excursión a en la Casa de la Magia en Cullera.
También nos permite comunicarnos sin necesidad de hablar, porque podemos reconocer emociones en los rostros o ayudarnos del mimo para contar una historia.
Los colores hacen de la vida un cuadro, la oscuridad puede dar mucho juego y la ausencia de visión da protagonismo al tacto.
Ya decía María Montessori que las manos son los ojos de la mente. A través de ellas descubrimos el mundo desde bien pequeños y gracias a ellas empezamos a formar el pensamiento y la imaginación.
Hemos explorado texturas, formas o temperaturas y disfrutado de la libertad de crear, crear, crear.
El tacto se extiende al resto de la piel, así es que hemos aprendido a escuchar a nuestros pies y disfrutado como nunca de la arena y el mar en la playa del Saler.
¿A qué huele?, ¿cómo huele? o ¿te gusta ese olor? fueron preguntas clave en nuestra tercera semana.
La naturaleza nos trae olores muy característicos en forma de frutas y verduras, flores o aromáticas.
Los elementos más comunes del aseo personal como los jabones, el desodorante o la pasta de dientes, además de ayudarnos a ir bien limpios, nos ayudan a neutralizar los olores corporales como el sudor o el aliento.
También podemos dar la vuelta al mundo con la nariz…porque olores como el del ajo, el curry o la cúrcuma nos transportan a lugares únicos. Y no podíamos dejar de traer a ituitu la aromaterapia, una de las prácticas más antiguas en el mundo.
La excursión al Jardín Botánico de Valencia fue el cierre perfecto a una semana llena de aromas.
Muy expectantes llegaron a la semana del gusto, especialmente los mejores comedores. ¡Quién les iba a decir que la lengua tuviera tantas zonas diferentes! Y que los sabores se pudieran diferenciar claramente y clasificar.
En estos días han probado alimentos nuevos, han podido diferenciar sutilezas y se han lanzado a hacer sus propias combinaciones. Han descubierto lo que les gusta y lo que no y además de ampliar su “repertorio gustativo”, han abierto mucho la mente.
Durante la visita a Horta Viva disfrutaron haciendo horchata y recogiendo rábanos, pepinos, zanahorias, pimientos y sandías que después pudieron degustar. ¡Todo un lujo, de la tierra al plato!
Decir oído es inmediatamente pensar en música e instrumentos musicales. Asimismo, ¡cuánto se han reído explorando los sonidos corporales! – ¡cuántas cosas podemos hacer dando palmas, chasquidos o saltando! ¿Verdad?
Y cuánto se han asombrado con los de la naturaleza o los de la ciudad, que cambian de día o de noche.
Les chifla jugar con los ritmos y han descubierto distintos géneros musicales. Tanto es así que, en nuestra excursión semanal, han grabado una canción en un estudio profesional.
El broche de oro lo puso la visita a la exposición “Van Gogh alive”, la exposición internacional más visitada del mundo, que ya podemos disfrutar en Valencia. Una maravilla de luz, colores y sonido a través de las obras más importantes del pintor ¡Nunca se es demasiado pequeño para experiencias únicas como esta!
Y con los cinco sentidos a flor de piel, ¡ya están listos para exprimir un agosto muy familiar!