¿Qué nos traerá este nuevo curso?

¡Este va a ser un curso especial! Hemos definido unos objetivos por los que el equipo entero comparte mucha ilusión, cuyo fin no es otro que mejorar la calidad de nuestra atención al desarrollo de los alumnos de ituitu y del entorno en el que vivimos.

El mundo está en continua evolución y eso debe verse reflejado en los centros educativos de cualquier etapa. Por eso, los objetivos de este curso son el siguiente paso natural de un proceso que comenzó hace ya unos años, con la incorporación de principios clave Montessori y la transformación de nuestros espacios. El curso pasado sentamos los pilares de la disciplina positiva y ahora seguimos avanzando en la atención a los alumnos con la programación más flexible de la que ya os hablamos aquí y con la incorporación de la neuroeducación en nuestro trabajo diario. Este es un campo muy amplio, por lo que es muy probable que sea una iniciativa que dure más de un curso.

Más allá de nuestras aulas, todos lo que formamos parte de itutiu compartimos la preocupación por el medioambiente y por las condiciones en las que tendrán que vivir futuras generaciones. Por eso, “A greener itutiu” es un proyecto importante este curso, con el que pretendemos reducir la huella medioambiental de la escuela y promover mejores hábitos entre nuestras familias. Así, el impacto colectivo será mayor. ¡Estamos deseando que toda la comunidad se implique al máximo!

Por último, pretendemos que ituitu crezca el curso que viene abriendo el segundo ciclo de infantil (3-6 años), lo que supone terminar de desarrollar el proyecto en los próximos meses y ponernos manos a la obra…¡literalmente!

Pasado septiembre y con grandes y pequeños ya adaptados, estamos…

¿Qué es la neuroeducación y cómo se aplica en la escuela?

Vivimos en un entorno en continua transformación y en ituitu sabemos que los centros de educación tenemos el deber de seguir evolucionando. Más allá de nuestra filosofía de mejora continua, que nos ha definido desde los inicios, es imprescindible seguir siendo relevantes. Para nosotros, eso significa ser referentes en calidad educativa y aplicar los conocimientos más adelantados.

De ahí nace nuestro interés por la neurociencia, una disciplina que estudia el cerebro, su plasticidad, procesos y funcionamiento. Enfocado a la educación, nos ayuda a determinar los periodos sensibles del desarrollo y las mejores condiciones para el aprendizaje. Así, la neuroeducación nos enfoca a mejorar las estrategias del desarrollo educativo y los procesos de enseñanza. Es con este objetivo que nos hemos embarcado en un proyecto fascinante, de la mano de La Biblioteca de Alejandría, expertos en neuroeducación y referentes en Valencia, con una amplia experiencia en la implantación práctica de protocolos y contenidos en centros educativos.

Con su ayuda, hemos hecho un análisis detallado de nuestros espacios, recursos, rutinas y prácticas, desde la perspectiva de la neuroeducación. Esto se traduce en ajustes, cambios o novedades, a menudo casi imperceptibles para las familias y que consideramos importante que conozcáis. Lo haremos en una sesión presencial en noviembre. No obstante, aquí os dejamos algunos ejemplos.

En lo que a espacios se refiere, las aulas de 2 años son menos diáfanas que antes, para que los niños aprendan a moverse con precisión; y hemos bajado algunos techos con lámparas y plantas para hacerlos más acogedores.

¿Habéis notado que no hay animales de juguete en las aulas? Esto es porque debe haber una relación directa entre el descubrimiento en el mundo real para luego trasladarlo a objetos 3D e imágenes. Un elefante no significa nada para un niño, si no lo ha visto antes. Por eso, hemos ajustado los materiales que hay en las aulas a la planificación anual de los centros de interés. Es decir, que los animales salvajes se introducirán después de que vayamos al Bioparc; los de la granja, cuando vengan a la escuela; y los marinos, en 2 años, cuando vayamos al Oceanográfico.

Siguiendo estos principios, hemos seleccionado con mimo los materiales de las aulas para facilitar el periodo de adaptación. Aunque unas gafas de sol en una bandeja, pueda parecer un sin sentido, ¿qué niño no ha jugado con las gafas de sus familiares este verano? También en todas las aulas hay una bandeja con arena, conchas y piedras y otra con algunos medios de transporte conocidos. Todo ello con la finalidad de facilitar la transición de las vacaciones de verano al cole.

En rutinas, hemos unificado el saludo y la despedida tanto en castellano como en inglés. Es decir, que todos los días damos los buenos días y el adiós con exactamente las mismas palabras. Esto no sólo permite un mejor desarrollo del lenguaje, sino que además proporciona mayor seguridad y confianza. También les proporciona más confianza para ir identificando su grupo.

 A ello van a contribuir también pequeños detalles como tener sus fotos en la pared o favorecer el contacto físico durante la Asamblea: por ejemplo, que se den las manos durante una canción, o simplemente que estén sentados juntos, hombro con hombro.

A las fotos de ellos y sus compañeros, hemos añadido imágenes de las distintas partes del patio, lo que les ayuda a identificar espacios y a ir sintiéndose seguros en su nuevo entorno.

Una lista larga de detalles y ajustes que no dejan nada al azar, en un esfuerzo por proporcionar las mejores condiciones para que el proceso de aprendizaje sea significativo, motivador y respetuoso con cada uno, sin prisas ni expectativas.

Lejos de ser un recetario, este es un proyecto a medio plazo de transformación paulatina, que seguiremos trabajando a lo largo del curso, reflejando y acompañando el proceso evolutivo de nuestros niños y niñas.

Seguir al niño

Acompañar a los niños y las niñas en su proceso evolutivo ha sido siempre nuestro objetivo. Por eso, nuestro enfoque jamás ha contemplado las fichas tradicionales, sino que es puramente experiencial. Proporcionamos estímulos y experiencias que ayudan a los niños a descubrir el mundo que les rodea a través de sus sentidos.

Estas experiencias las brinda el entorno que cuidadosamente preparamos para ellos tanto en las aulas como en el patio y también las actividades grupales que programamos.

Aunque las actividades dirigidas en grupo nos ayudan a centrarnos en temas concretos, a observar con intencionalidad y los niños las disfrutan mucho generalmente, también venimos observando que en ocasiones nos limitan, no pudiendo responder con agilidad a las necesidades o preferencias de los niños en un momento dado.

Por eso, durante el mes de junio hemos llevado a cabo un piloto en las aulas The Sea (2 años) y The forest (1 año), en el que hemos trabajado sin esta programación semanal que se venía comunicando a las familias los lunes por la mañana.

Las profesoras han planificado sus “centros de interés” (o temáticas) y diseñado un amplio repertorio de actividades que les ha permitido tener las propuestas necesarias para cada momento, según los estados de ánimo o intereses de los niños en cada momento.

Esto también quiere decir que además del día semanal que ya teníamos, ha habido algún días más sin actividad grupal dirigida porque así lo requerían.

También ha habido actividades se han podido transformar en “propuestas para que se una el que quiera”, en lugar de la tradicional actividad de toda la clase a la vez.

Tras un mes trabajando así, las conclusiones del equipo docente son muy positivas porque se adaptan mejor a las necesidades de cada uno y del grupo al mismo tiempo y porque les permite hacer una mejor labor de observación de cada uno. Asimismo, el ritmo lo marcan mejor los niños, con días en los que necesitan más calma y otros en los que están deseando involucrarse en cualquier cosa.

Este modo de trabajar requiere un cambio en la manera de informar a las familias, porque ya no está la comunicación de los lunes con la programación semanal. Aquí, el uso de la agenda ha sido fundamental y el feedback que hemos recibido de las familias ha sido muy satisfactorio.

Así, durante el mes de julio hemos estado trabajando con el resto del equipo para extender esta forma de actuar a todos los grupos el curso que viene.

Estamos muy agradecidos a las familias de las dos aulas piloto por la confianza que han depositado en nosotros y darnos la libertad necesaria para seguir creciendo.

No me sigan a mí, sigan al niño”

María Montessori

Five Senses Summer School

Un año más llega a su fin nuestra Summer School, concebida para que los niños de 3 a 6 años disfruten de sus vacaciones con experiencias distintas al curso normal, lúdicas, divertidas y respetuosas con sus ritmos y necesidades, sin dejar de descubrir y aprender, reforzando a su vez su dominio del inglés y sin renunciar al chapuzón diario que tantísimo les gusta.

Esta vez ha sido la escuela más sensorial si cabe, ya que nos hemos deleitado durante una semana entera con cada uno de los cinco sentidos. ¡Hay tanto que explorar con cada uno!

La vista nos permite reconocer el entorno…o eso creemos…porque las ilusiones ópticas nos pueden confundir, como pudimos comprobar durante la excursión a en la Casa de la Magia en Cullera.

También nos permite comunicarnos sin necesidad de hablar, porque podemos reconocer emociones en los rostros o ayudarnos del mimo para contar una historia.

Los colores hacen de la vida un cuadro, la oscuridad puede dar mucho juego y la ausencia de visión da protagonismo al tacto.

Ya decía María Montessori que las manos son los ojos de la mente. A través de ellas descubrimos el mundo desde bien pequeños y gracias a ellas empezamos a formar el pensamiento y la imaginación.

Hemos explorado texturas, formas o temperaturas y disfrutado de la libertad de crear, crear, crear.

El tacto se extiende al resto de la piel, así es que hemos aprendido a escuchar a nuestros pies y disfrutado como nunca de la arena y el mar en la playa del Saler.

¿A qué huele?, ¿cómo huele? o ¿te gusta ese olor? fueron preguntas clave en nuestra tercera semana.

La naturaleza nos trae olores muy característicos en forma de frutas y verduras, flores o aromáticas.

Los elementos más comunes del aseo personal como los jabones, el desodorante o la pasta de dientes, además de ayudarnos a ir bien limpios, nos ayudan a neutralizar los olores corporales como el sudor o el aliento.

También podemos dar la vuelta al mundo con la nariz…porque olores como el del ajo, el curry o la cúrcuma nos transportan a lugares únicos. Y no podíamos dejar de traer a ituitu la aromaterapia, una de las prácticas más antiguas en el mundo.

La excursión al Jardín Botánico de Valencia fue el cierre perfecto a una semana llena de aromas.

Muy expectantes llegaron a la semana del gusto, especialmente los mejores comedores. ¡Quién les iba a decir que la lengua tuviera tantas zonas diferentes! Y que los sabores se pudieran diferenciar claramente y clasificar.

En estos días han probado alimentos nuevos, han podido diferenciar sutilezas y se han lanzado a hacer sus propias combinaciones. Han descubierto lo que les gusta y lo que no y además de ampliar su “repertorio gustativo”, han abierto mucho la mente.

Durante la visita a Horta Viva disfrutaron haciendo horchata y recogiendo rábanos, pepinos, zanahorias, pimientos y sandías que después pudieron degustar. ¡Todo un lujo, de la tierra al plato!

Decir oído es inmediatamente pensar en música e instrumentos musicales. Asimismo, ¡cuánto se han reído explorando los sonidos corporales! – ¡cuántas cosas podemos hacer dando palmas, chasquidos o saltando! ¿Verdad? 

Y cuánto se han asombrado con los de la naturaleza o los de la ciudad, que cambian de día o de noche.

Les chifla jugar con los ritmos y han descubierto distintos géneros musicales. Tanto es así que, en nuestra excursión semanal, han grabado una canción en un estudio profesional.

El broche de oro lo puso la visita a la exposición “Van Gogh alive”, la exposición internacional más visitada del mundo, que ya podemos disfrutar en Valencia. Una maravilla de luz, colores y sonido a través de las obras más importantes del pintor ¡Nunca se es demasiado pequeño para experiencias únicas como esta!

Y con los cinco sentidos a flor de piel, ¡ya están listos para exprimir un agosto muy familiar!

Clay Medallion decorated with natural elements

Growing children have a built-in curiosity. A simple pebble or a piece of twig are enough to raise their curiosity and keep them occupied playing and scrutinising. This will help them to become observant, imaginative and creative.

What is Naturalist Intelligence?

People with Naturalist intelligence have an appreciation for Nature. Naturalist intelligence focuses on how people relate to their natural sorroundings. Naturalists can easily distinguish patterns in Nature. They are good at discovering the wonders of Nature and enjoy the outdoors.

Naturalist Intelligence is one of the several types of Intelligence.

The objectives of this activity are:

To discover different textures, smells and colours through decorating the clay medallion.
To enhance their creative ability.
To learn to appreciate Nature.

Materials for the activity:

Clay
Different natural elements, e.g. pebbles, twigs, leaves, flowers, shells, etc.
Rolling pin
Baking paper (for the medallion to sit and dry)

Steps of the activity:

First we made balls of clay big enough to fit the children’s hand. Then we flattened them with the rolling pin to achieve the look of a pancake. Smooth the edges to make it evenly round. The children then started to decorate their medallion with their desired decorations. When they had finished decorating, we then transferred each of the medallions into individual baking paper. Then we set them aside for the medallion to dry.

This medallion can be used as a paper weight or just a decoration on your mantelpiece.

Un ituitu más verde – a greener ituitu

Desde el principio, ituitu fue concebido para ser respetuoso con el medioambiente. Los ficus del patio contribuyen a un aire más limpio. El huerto no solo da la bienvenida a lombrices, bichos bola o mariposas, sino que ayuda a nuestros niños y niñas a crecer cuidando su entorno.

La ventilación cruzada de los espacios está diseñada para permitir un consumo energético responsable. Los materiales de las aulas son fundamentalmente de madera, o de elementos naturales como el bambú o la hoja de palma.

También hemos sido siempre fieles en nuestra forma de trabajar a las famosas “tres R” – reciclar, reutilizar y reducir-.

Pero nuestra escuela ha ido creciendo, y con ella nuestra huella medioambiental. Por eso hemos querido poner en marcha una iniciativa para reducirla: “A greener ituitu”. Estamos definiéndola como un marco de actuación amplio, con medidas a corto, medio y largo plazo, pero mientras lo terminamos, hemos decidido no perder ni un momento y adoptar ya algunas medidas.

-La primera: declararle la guerra al plástico. Hemos instalando grifos de agua por osmosis, lo que eliminará más de 5000 botellas de plástico al año. También hemos dejado de consumir cientos de bolsas de plástico, sustituyéndolas por bolsas de compost y biodegradables. Con la colaboración de las familias, las meriendas ya no se dan en papel de aluminio o film, sino que cada uno tiene su fiambrera. Los elementos de plástico que ya tenemos, como los vasos, los seguiremos utilizando y buscaremos alternativas cuando haya que sustituirlos.

-Las nuevas papeleras en recepción son para fomentar el reciclaje en las zonas de paso de las familias. Las de Ecoembes estarán en todas las aulas a partir de septiembre.

-Por último, pero no menos importante, lanzamos el primer reto familiar el 15 de junio, con la campaña “Libera 1 m2” de SEO Birdlife. Seguiremos con los retos el curso que viene, y esperamos que tengan tan buena acogida como la ha tenido el primero.

¡Este ha sido el empujón inicial! Estamos valorando la viabilidad de todo tipo de medidas, tan variadas como el uso alternativo del agua que se desperdicia con la osmosis, el consumo de las toallitas limpiadoras que son tan sumamente contaminantes o la posible instalación de placas solares. Algunas serán factibles y otras tal vez no, pero queremos estar seguros de haber considerado todas las posibilidades. Por ello agradecemos cualquier sugerencia directa o dejada en el buzón que hay en la entrada de la escuela.

La reacción de nuestra comunidad ha sido muy, muy positiva, y estamos seguros de que con la colaboración de todos, podremos hacer mucho más, porque como rezan las pancartas del movimiento Fridays for Future… ¡no hay plan(eta) B!

DIY: Construimos nuestra casa favorita

En ituitu sabemos que lo primero que empiezan a descubrir los niños es a sí mismos: sus manos, sus pies, los sonidos que son capaces de producir… Pueden estar horas frente a un espejo. Con el desarrollo del concepto de uno mismo, viene el descubrimiento de su entorno: quiénes están en él y cuáles son sus espacios. En esta etapa, de 0 a 3 años, los niños necesitan experimentar, ver, tocar, necesitan ser parte activa de todo aquello que está ocurriendo a su alrededor y así será como irán sentando las bases de su conocimiento.

Con esta actividad que os proponemos desde ituitu los niños reproducen los espacios de su hogar, a su medida, donde ellos “mandan” y los adultos no interfieren.

Objetivos:
Activar la curiosidad del niño por su hogar.
Fomentar la participación activa del niño en casa.
Fomentar la expresión oral mediante el juego, especialmente el vocabulario sobre la casa.
Desarrollar el sentido de la vista y del tacto.
Ejercitar a la imaginación.

Materiales y desarrollo de la actividad:
Esta actividad es muy sencilla de realizar en casa. Simplemente colocando una sábana con algo de sujección a modo de techo o ‘casita’ será suficiente. A esta ‘casita’ le podremos ir modificando el mobiliario (todo pueden ser materiales que hay en una casa real) y creando las diferentes estancias. Un día podemos jugar a hacer el dormitorio, otro día a hacer el salón, etc. El niño, poco a poco, irá identificando qué elementos o muebles pertenecen a cada habitación de la casa, cómo se llaman y qué se hace en cada estancia.

¿Te animas a ayudarle a montar su casita? 

“Tras la mirada del niño” – educación artística

Inauguramos el 2018 con un nuevo proyecto de arte que vió su primera gran puesta en escena el día de Carnaval con una exposición que llevaba por título “Tras la mirada del niño. De Van Gogh a Kusama”. De nuevo, “El Arte” protagonizó nuestro trabajo en la Falla de este año. Aunque con menos bombo y platillo, el arte sigue formando parte del día a día en ituitu y está aquí para quedarse. No se trata de fiestas vistosas ni de actividades puntuales, sino de educación artística.
El fin último de la educación artística no es conocer un montón de pintores o valorar un cuadro (que también). Es aprender a comunicarse, a admirar, a dejarse conmover y sentir la belleza de una puesta de sol o de un amanecer.
Todos los niños demuestran interés por el arte desde el nacimiento. Mientras se esfuerzan por desarrollar el lenguaje verbal, encuentran otras formas de expresión en el arte y la música. Bien gestionado desde la infancia, ambos canales – verbal y no verbal- coexistirán toda la vida. Además de ser un medio de expresión, la experiencia artística es una experiencia sensorial que posteriormente contribuirá al desarrollo del intelecto.


Todos experimentan el arte de forma placentera, con todo su cuerpo y como parte de la vida cotidiana. Por eso sus dibujos expresan su sentir y su visión de mundo, sin filtro alguno. Un niño pinta sin un fin concreto, sólo para disfrutar, acumulando impresiones que formarán su psique.
Para trabajar el desarrollo artístico debemos comenzar por esa experiencia sensorial. Sólo después se intelectualiza nombrando, clasificando o comparando imágenes, autores o materiales. No obstante, contrario a lo que se pueda pensar, un sólido desarrollo artístico no consiste en la continua producción de imágenes con distintas técnicas, mucho menos predeterminadas por el adulto. Hay que empezar aprendiendo a comprender lo que uno ve y a descubrir gracias a la experimentación libre. Observación y experimentación libre son las dos caras de una misma moneda.


Nosotros trabajamos la observación colocando láminas grandes a la altura de la mirada de los niños y hablando sobre ellas. “¿Qué ves?” es una pregunta fantástica para comenzar. ¡Preparaos para que los niños os sorprendan!, porque ven mucho más de lo que nos podamos imaginar. Ven colores, trazos, formas, objetos cotidianos, personajes. Cuando aún no hablan, somos nosotras quienes vamos señalando lo más prominente de la obra. Además, las imágenes de cuadros deben cambiar cada 4-8 semanas, con autores contrastantes. Las familias podéis reforzarlo con los cuadros de casa y yendo a exposiciones, en las que podéis elegir un par de obras para que no se cansen. Visitas fugaces que con el tiempo se irán extendiendo. Es un proceso paulatino y debe ejercitarse regularmente.


¿Por dónde empezar? Nosotras elegimos pintores como Miró, Kandisnky o Kusama por su estilo no figurativo, fácil de entender para el niño, con colores primarios, planos, con figura y fondo (sin más perspectiva). Otros temas apropiados son aquellos que pueden identificar como los retratos de madres con niños, animales, paisajes, bodegones con elementos cotidianos. “El beso” de Klimt y “La noche estrellada” de Van Gogh son perfectos para los niños de dos a tres años. Después de ver a Van Gogh, podemos analizar a Miró y alternar sus obras.

Esto fue lo que hicimos nosotras en Fallas, introduciendo también la escultura como otra forma de expresión artística. Ahora, a propósito de la llegada de la primavera, hemos vuelto a renovar nuestras imágenes y las paredes se han cubierto de flores.
Experimentamos con materiales, texturas, colores, densidades, temperaturas etc, para descubrir a través de los sentidos. También con variedad de soportes, técnicas e instrumentos. Es imprescindible recordar que a, estas edades, el resultado nunca importa. El valor está en el proceso en sí. Por eso, uno de los mayores errores que podemos cometer los adultos es preguntarle a un niño “¿qué es?”, refiriéndonos a su dibujo.
¿Y la libertad? Un niño que puede experimentar en libertad y se siente seguro expresándose, desarrolla una percepción positiva del mundo y de sí mismo, autoafirmándose. Además, pintando y construyendo en libertad lograrán comprender conceptos abstractos que más adelante podrán intelectualizar.

En ituitu, esto implica que los niños tengan acceso libre a distintos materiales y tiempo para usarlos a sus anchas. Los rincones de arte de nuestras aulas van evolucionando con ellos. En las aulas de un año, las ceras o las tizas están al alcance de la mano. En las aulas de los mayores, también hay plastilina o gomets además de rotuladores y lápices en cajones a su altura y que usan cómo y cuándo quieren.
A lo largo del curso, nosotras somos testigo de la evolución de las habilidades gráficas y de expresión de cada uno. Sin embargo, las familias tienen en el arte una oportunidad única para conectar emocionalmente con sus hijos. Aquí os dejamos los valiosos consejos que tenemos en nuestra recepción. Esperamos que los disfrutéis durante muchos años.

 

Este invierno los muñecos de nieve son de papel

Aprovechando estos días de frío, aquí os dejamos una actividad muy “invernal” y que contribuye a un desarrollo de las inteligencias múltiples de una manera global.

Es una actividad que requiere de diferentes pasos y se puede realizar en períodos cortos de tiempo a lo largo de una misma jornada.

Objetivos de la actividad:

1. Rasgar: Trabajar la motricidad tanto gruesa como fina, la coordinación oculo-manual y la coordinación de las dos manos, trabajar la pinza (pulgar e índice), conceptos grande y pequeño (de los trozos de papeles), desarrollar el oído al escuchar en silencio qué sonido produce el papel al romperse y también qué sonido produce al moverse.

Además de esto, el rasgado puede ser una buena actividad para soltar energía. A los niños les encanta romper cosas y experimentar cómo de un objeto pueden salir dos o más.

2. Arrugar el papel: Esta parte de la actividad también fomenta la motricidad fina, la coordinación del ojo y la mano, de las dos manos, la fuerza y la presión y también desarrolla la capacidad de observar cómo un mismo elemento cambia de forma dependiendo de qué hagamos con él.

3. Pegar los papeles: En esta última fase de la actividad trabajamos la presión y la precisión espacial. Además, podemos trabajar el equilibrio, si ponemos el barreño con los papeles a una distancia considerable del dibujo e invitamos a los niños a que tengan que ir al barreño a coger papeles o bolitas de papeles y llevarlos hasta el dibujo para pegarlos. Es una actividad muy sencilla pero que fomenta y trabaja la concentración de los más pequeños.

 

4. Lenguaje: Podemos trabajar los conceptos de dentro y fuera, así como los diferentes colores de los papeles que tengamos.

Materiales:

Papel de forro o papel continuo
Rotuladores para hacer el dibujo
Papel de seda de distintos colores
Pegamento
Un cesto para los papeles rasgados

Pasos para realizar la actividad:
1. Hacemos nuestro dibujo en el papel de forro y le ponemos pegamento en toda la superficie que vayamos a rellanar después. Es recomendable que sea de un tamaño mediano a grande. Se puede hacer en A4 pero hay que tener en cuenta que cuanto menor sea la superficie del dibujo, mayor será la complejidad para los niños.

2. Lo colocamos en una ventana con precinto/celo, de modo que la parte con pegamento nos quede de frente.

3. Preparamos el papel seda de colores para que los niños rasguen con sus manos.

4. Una vez rasgados los papeles, podemos hacer de alguno de ellos bolas compactas, otros simplemente arrugados y otros sin arrugar y los iremos colocando en un cesto.

5. Una vez tengamos los papeles preparados, invitaremos a los niños a colocar sobre el dibujo los papeles que han rasgado.

6. Al terminar, conversamos con los niños sobre su trabajo. Lo que ven, lo que les gusta, lo que no.

Esta es una actividad muy completa que puede proporcionar mucha información sobre cada niño. Nos permite observar hacia qué se inclina más, si le produce curiosidad o por el contrario le desagrada el ruido que hace el papel al rasgarse, o la textura del pegamento en el plástico, qué mano utiliza más, la fuerza que ejerce en el arrugado, la precisión espacial en el pegado, si es capaz de esperar o no, etc. Por supuesto, el dibujo puede adaptarse a cualquier estación del año o a cualquier motivo que pueda tener sentido en un momento dado.

Amalia o la pasión por la educación que crece como un baobab

Haznos una breve descripción de ti misma y de cómo nace tu interés por la educación infantil.

Me llamo Amalia, tengo 36 años y soy Maestra de Educación Infantil. También soy madre de dos hijos fantásticos, una niña de 9 y un nene de 7 años.
Me considero una persona cercana, cariñosa, activa, soñadora, creativa y pasional.
El interés por la educación infantil no es más que aquello que durante toda la vida te acompaña. Desde que tengo uso de razón, he sentido debilidad por los más pequeños. Esos pequeños que no saben nada y que contigo aprenden a hacerlo todo. Los considero mágicos ya que su mera presencia es capaz de llenarme interiormente. Son divertidos, auténticos, fantasiosos, creativos, soñadores, asombrosos… Me gusta agacharme a su altura y escucharlos. Ellos son capaces de ver los detalles de lo cotidiano. Su sentido del asombro ante cualquier cosa es admirable y sorprendente. La infancia es uno de los momentos de la vida más felices y considero que más importantes porque se forja la base de la persona. Creo que es increíble poder acompañarlos justo en ese preciso momento. Y de ahí, surge mi pasión por la educación en la primera infancia.

¿Qué experiencia has tenido en el campo de la educación antes de incorporarte a ituitu?

Mi experiencia empieza muy pronto. A los 16 años ya era monitora del grupo Junior de mi pueblo. A los 18 años comencé a estudiar técnico en educación infantil. Hice 6 meses de prácticas en el Centro de Educación Infantil Solc, el primer sitio donde confiaron en mí. Trabajé allí durante ocho años, como auxiliar, técnico y coordinadora pedagógica. Allí descubrí la verdadera pasión por mi trabajo.
Por eso hice después la carrera de magisterio infantil y trabaje tres años en el Centro de Educación Infantil 2 Hands and feet como maestra. En la última etapa de mi carrera lideré la creación del Centro de educación Infantil Baobab en L’Eliana. Elegí el nombre por la cita de El principito “antes de crecer, los baobab comienzan siendo pequeños” Desde allí llego a ituitu como Directora de la escuela y donde estoy segura de seguir creciendo profesionalmente.

¿Qué balance haces del tiempo que llevas en la escuela?

Llevo tan solo tres semanas en la escuela. Creo que como nuestros alumnos a principio de curso, estoy en pleno periodo de adaptación. Este periodo es muy importante, y un tema de gran interés para mí. Espero escribiros pronto más ampliamente sobre él.
Por el momento, puedo decir que cada día conozco mejor a cada niño, lo que me ayuda a sentirme más cercana con las familias. Creo en el gran equipo que forma la escuela porque cuanto más conozco y observo a mis compañeras, más me demuestran que trabajan para ofrecer una educación diferente, cercana, creativa y experiencial. Vamos a trabajar muy bien juntas.
Solo puedo que agradecer a Cristina y Jaime la confianza y la oportunidad de formar parte del equipo. A mis compañeras, el acogerme junto a ellas, y hacerme partícipe de su día a día. Y a las familias, la cercanía, la paciencia, y la amabilidad que me están ofreciendo. Creo que en ituitu hay todo un mundo de posibilidades.

¿Cuáles son tus metas para este año?

Poder aportar a la vez que poder aprender. Crecer juntos, aprender de los niños, de las compañeras, de la experiencia. Poder poner en práctica mis 17 años en la profesión y así poner mi semilla en el proyecto, en el cambio pedagógico que creo que necesita la educación, otro gran tema de debate.

¿Qué destacarías del equipo ituitu?

Partiré de la ilusión de Cristina y Jaime, a la hora de decidir crear una escuela de infantil. Y sentir pasión por la educación, pudiendo llevar a cabo el proyecto, dándonos la posibilidad al equipo de participar, aprender y caminar, hacia la ejecución de una pedagogía firme, activa, experimental y enriquecedora para todos.
He de decir que observo en el trabajo del equipo que se aunan las diferentes aptitudes de cada una de las compañeras, se potencian los esfuerzos, se suma la experiencia de las veteranas con la energía de las nuevas generaciones y todo se pone a merced de un proyecto novedoso. Así surge un trabajo de calidad. Creo que todas tienen algo muy especial para estar en el puesto que desempeñan. Y creo que todas tenemos algo en común: ¡nos encanta nuestro trabajo!

A lo largo del año organizamos varias fiestas: Halloween, Navidad, Fallas, Fin de curso… ¿Cuál esperas con más ganas?

Todas las festividades tienen su atractivo, ya que todas son motivo de celebración. Personalmente, creo que el festival de fin de curso es el más emotivo. Después de todo un año trabajando, ese trabajo se ve reflejado en la puesta en escena del último festival. La emoción de crear algo grande para que los niños disfruten, a la vez que aprenden desarrollando la parte artística y la dramatización.
Siempre me ha gustado crear festivales de fin de curso, aprovechando y utilizado conceptos trabajados durante el curso. Además tenemos los sentimientos a flor de piel ya que es la despedida de nuestros más mayores que se van al colegio y nuestra labor con ellos termina aquí.

¿Qué te atrajo del proyecto de ituitu para decidirte a unirte al equipo?

Yo creo que esta pregunta esta recogida en todas las anteriores.
Desde el feeling con Cristina desde el primer minuto, creo que podríamos estar horas hablando de educación, compartiendo visiones desde diferentes posturas pedagógicas o creando el proyecto perfecto.
Ver el equipo que forman, el compañerismo, la confianza, la organización, los roles asumidos… Es un placer poder trabajar con ellas.
Y por último el reto de poder formar parte de la familia ituitu, siendo participe en la educación de todos los niños y familias de la escuela. Hay que recordar que: “Antes de crecer, los baobab empiezan siendo pequeños”.